"Las abuelas son símbolo de amor y respeto por la dignidad"

En el Día del Derecho a la Identidad, Victoria Montenegro valora su historia. Conoció su identidad en 2001. Había sido apropiada por un militar que en su discurso siniestro se jactaba de haber asesinado a sus padres durante la represión ilegal.

"La recuperación de la identidad es un camino largo del que cuesta mucho hacerse cargo que las Abuelas conocen y por eso respetan el tiempo que cada uno necesita para darnos el abrazo cuando por fin uno quiere encontrarlo", confesó en diálogo con Télam.

Montenegro, después de muchos años de resistirse a la verdad, logró reconocer en Abuelas "un símbolo de amor y respeto por la dignidad y los derechos", y subrayó su coraje "para luchar contra un Estado terrorista y una sociedad que por muchos años estuvo insensible y hasta se puso en el rol de jueces".

Les adjudica también que los nietos "transitemos rodeados de sus abrazos el camino que ellas iniciaron rodeado de espinas" y admitió que "los nietos necesitamos mucho esos mimos de abuela porque son como el colchón que amortigua la caída".

Para Victoria, acompañarlas en su lucha "es un enorme privilegio" que le permite "ver su fortaleza, su entrega y la capacidad de trasmitir, de crear y de ayudarnos" y que "a pesar de que al principio eran muy pocas, no aflojaron, reivindicando la lucha de sus hijos, nuestros padres, que nos ayuda a crecer como personas".

"Es admirable que no hayan tenido un solo acto de violencia y hayan tenido la capacidad de esperar 35 años para que los genocidas se sienten a rendir cuentas, escuchando en silencio y con respeto a personas que reivindican el terrorismo de Estado", apuntó.

El caso de Victoria Montenegro cobró notoriedad este año, cuando dio testimonio en la causa que investiga el plan sistemático de robo de bebes y denunció la complicidad del fiscal Juan Martín Romero Victorica con su apropiador, Herman Tetzlaff, hecho que provocó su renuncia cuando estaba a punto de ser sometido a un jury de enjuiciamiento.

Hilda Victoria Montenegro nació el 31 de enero de 1976 y a los pocos días fue secuestrada por fuerzas de seguridad junto a sus padres, Hilda Torres y Roque Montenegro.

El autor del crimen de su padre fue su apropiador, el coronel Hernán Antonio Tetzlaff que junto a su esposa María del Carmen Eduartes, la anotaron como María Sol Tetzlaff Eduartes, nacida el 28 de mayo de 1976.